Desde que estoy trabajando con temas de Tecnología de la Información, he sufrido mucho con las licencias de software, sobre todo con las cerradas. Fué a partir que conocí el FOSS (Free and Open Source Software) que empecé a notarme, como cuando dejé de venir a trabajar en coche y empecé a venir en metro, bastante más tranquilo y relajado.
Y es que no tener que ir preguntándome cuantas licencias de un producto propietario me tenía que comprar para un proyecto, con el fin de estar «legal», era un auténtico quebradero de cabeza. Esto hoy en día, gracias a dios, ha cambiado totalmente en lo que respecta a los proyectos en los que tengo la suerte de colaborar (otros compañeros todavía no tienen la misma suerte, cosa por otra parte, normal).
Pero eso no significa que no haya que tener en cuenta nada, obviamente, ya que todo el FOSS está sujeto a licencias, pero en vez de restringir el acceso, lo que hace en general es garantizar ciertos derechos, los cuales pueden variar en función de las licencias.
A continuación muestro unos cuantos enlaces que pueden ilustrar un poco diferentes ejemplos, y espero que, en otros posts, podamos profundizar más en ellos: