Desde hace años estoy usando continuamente Ubuntu, tanto como servidor como en el escritorio (ya casi tantos como antes había usado Debian únicamente). Este verano, comencé una prueba de las que me gusta hacer a mi, es decir, coger una versión de algo, y usarlo, no solamente en pruebas, si no durante un buen tiempo en mi entorno normal, y en este caso le tocó el turno a Fedora.

Hace años, hice algo similar con Gnome. Unos amigos no paraban de decir que era genial, que iba mejor, que si tal que si cual, así que al final me propuse probarlo, pero lo más objetivamente que pude, es decir, usándolo continuamente, durante casi un año. Al final de aquel ya lejano año, abandoné gnome, para seguir usando Kde de seguido. Una prueba tan larga, permite ver como se van arreglando problemas, buscar problemas de uso normales e intenta evitar comparativas rápidas y odiosas sobre otros entornos, aunque bien, podría haberse echo en menos tiempo en aquel caso.

Pues al tema, este verano hice lo mismo, pero con Fedora, empecé con la versión 9, y luego instalé la versión 10. Llevaba por defecto gnome, aunque también podía usar kde, pero opté por usar solamente gnome, pues la nueva versión de kde directamente, y después de estar probándola un tiempo, no me ha convencido.

He pasado todo el verano con Fedora, me he tenido que acostumbrar a los comandos de instalación y actualización de paquetes, cosa que se hace rápidamente. La verdad es que ya ha quedado muy lejos los tiempos donde tenías problemas para actualizar, problemas de dependencias y el sistema de actualizaciones que tenías que registrarte por la web y tal. El soporte del hardware ha sido estupendo todo el tiempo, consiguiendo que mi wifi funcione a la primera desde el principio, cosa que no había ocurrido con Ubuntu 8.04. Lleva integrado y activado de serie SELINUX, cosa que a priori, i para la mayoría de los usuarios incluido yo, creo que es un poco molesto y acabas desactivándolo, pero bueno. En fin, en general, tengo que decir que la experiencia con Fedora ha sido absolutamente positiva, y me ha dado la sensación desde el principio de ser muy estable y sin ningún problema en ninguna aplicación que yo haya podido usar, que son muchas.

Aún así, yo estaba con la mosca detrás de la oreja esta semana pasada, ya que aunque he estado usando Fedora todo este tiempo, todavía me siento más cómodo en general con Ubuntu, se mejor donde buscar ciertos repositorios, como trabajar con los servicios, en fin, estas cosas, y por otra parte no sabía nada sobre que habrá pasado entonces con la versión de Ubuntu 8.10. A estas alturas, y después de estar usando Gnome 6 meses, ya tenía claro que mi entorno de trabajo para los próximos meses va a seguir siendo Gnome, en detrimento de Kde, así que me planteé ahora probar Ubuntu 8.10 (no Kubuntu).

La verdad, después de instalarlo y estar un momento trabajando, la sensación fué como de «volver a casa» sin bien, no hay diferencias apreciables de estabilidad. La instalación por defecto, había detectado bien mi targeta gráfica, tan bien como Fedora, pero había configurado el sistema con Compiz y un efecto básico de aparición de la ventana, que lo hacía muy cómodo al uso, pero por lo demás poco más.

Sinceramente creo que no hay diferencias destacables (¿vale la pena mencionar que Fedora 10 lleva OpenOffice 3.0 y Ubuntu 8.10 OpenOffice 2.4?) y creo que después de estar 6 meses con Fedora, me voy a quedar ahora con Ubuntu, eso si, ahora con Gnome, porque es donde más cómodo estoy porque conozco más el entorno, repositorios, servicios, etc. cosas las cuales se pueden aprender fácilmente en Fedora, pero bueno, si que creo que, de todas las versiones de Ubuntu que he usado hasta la fecha, la impresión que tengo sobre esta es realmente satisfactoria, así que bueno, seguiré con ella, a la espera de que los pro-Fedora me acribillen, aunque yo he intentado ser objetivo, usando el sistema 6 meses.